"La participación de los niños en este tipo de juego es una forma
relativamente fácil y barata de pontenciar el desarrollo de un aspecto
de la cognición que implica el éxito en ciencia, tecnología, ingeniería y
matemáticas", determinan los investigadores, según el mundo.es
Susan Levine, del Departamento de Psicología de la Universidad de Chicago y autora principal del ensayo reconoce que una de las "implicaciones más importantes de la investigación es que constata que las habilidades espaciales son 'moldeables' y los padres pueden potenciar su desarrollo si juegan con sus hijos".
La inteligencia vioespacial se da en personas con gran capacidad para pensar en tres dimensiones. Además, permite percibir imágenes externas, recrearlas, transformarlas. Se relaciona también con la sensibildad de un individuo frente a las figuras, formas, líneas.
La doctora Levine y su equipo visitaron a 53 niños (de dos a cuatro años) y a sus padres en sus casas cada cuatro meses, a partir de que los menores tuvieran un año y dos meses. En cada visita, de 90 minutos de duración, las familias fueron grabadas en vídeo mientras realizaban sus actividades ordinarias.
A los padres no se les indicó que jugaran a un determinado juego, sino que pasaran su tiempo como de costumbre. Cuando los pequeños cumplieron los 54 meses completaron una serie de pruebas que ayudan a establecer las habilidades espaciales.
Los datos
Al examinar las grabaciones en vídeo de los padres que interactúan con los niños durante las actividades cotidianas, los investigadores encontraron que los que juegaban con puzles tenían mejores habilidades espaciales cuando se les evalúo a los 54 meses de edad.
"Los niños que hacen rompecabezas tenían más capacidad a la hora de transformar mentalmente (rotar o trasladar) formas que los que se entretenían con otros juegos", reconoce Susane Levine en el último Developmental Science.
Esta habilidad, es según la experta, "un importante predictor del desarrollo de capacidades para la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas".
Su estudio, el primero en observar la relación entre los puzzles y el desarrollo de las habilidades espaciales en un entorno natural, también tuvo en cuenta otros factores que podían alterar los resultados como el nivel socioeconómico de los padres, su educación y la forma de hablar a los hijos durante el juego.
Otros datos que apunta la investigación son que los padres "con más ingresos y mayor nivel de formación son los que más hacían puzles con sus hijos. Tanto los niños como las niñas que se entretenían con ellos tenían mejores habilidades espaciales, pero los chicos que ejecutaban rompecabezas más complicados que las chicas. Asimismo ellos obtuvieron mejor resultados en las tareas de transformación mental que ellas".
Lenguaje espacial
Destaca como significativo el hecho de que los progenitores que participan con sus hijos en la elaboración del puzle utilizan más a menudo el lenguaje espacial. Un ejemplo recogido en el estudio. "Madre con un hijo de 46 meses que interactúa con el mientras realizan un puzzle de 24 piezas. Yo creo que puede ponerse aquí sin embargo vamos a dejarlo. Se trata de una esquina. ¿Ves la forma...tiene dos extremos rectos? Se trata de una esquina.... Esto es recta. ¿Dónde crees que va la pieza recta va?".
Aunque los investigadores reconocen que se necesitan más estudios para determinar "si es este juego o el lenguaje que los niños reciben sobre los conceptos espaciales lo que potencia sus habilidades. También hay que establecer por qué hay una diferencia entre los sexos a la hora de ejecutar rompecabezas más fáciles o difíciles".
Susane Levine reconoce que existen otros juegos que "también han demostrado su utilidad para potenciar las habilidades espaciales, como los de construcciones (lego) y ciertos juegos de ordenador como el Tetris".
Susan Levine, del Departamento de Psicología de la Universidad de Chicago y autora principal del ensayo reconoce que una de las "implicaciones más importantes de la investigación es que constata que las habilidades espaciales son 'moldeables' y los padres pueden potenciar su desarrollo si juegan con sus hijos".
La inteligencia vioespacial se da en personas con gran capacidad para pensar en tres dimensiones. Además, permite percibir imágenes externas, recrearlas, transformarlas. Se relaciona también con la sensibildad de un individuo frente a las figuras, formas, líneas.
La doctora Levine y su equipo visitaron a 53 niños (de dos a cuatro años) y a sus padres en sus casas cada cuatro meses, a partir de que los menores tuvieran un año y dos meses. En cada visita, de 90 minutos de duración, las familias fueron grabadas en vídeo mientras realizaban sus actividades ordinarias.
A los padres no se les indicó que jugaran a un determinado juego, sino que pasaran su tiempo como de costumbre. Cuando los pequeños cumplieron los 54 meses completaron una serie de pruebas que ayudan a establecer las habilidades espaciales.
Los datos
Al examinar las grabaciones en vídeo de los padres que interactúan con los niños durante las actividades cotidianas, los investigadores encontraron que los que juegaban con puzles tenían mejores habilidades espaciales cuando se les evalúo a los 54 meses de edad.
"Los niños que hacen rompecabezas tenían más capacidad a la hora de transformar mentalmente (rotar o trasladar) formas que los que se entretenían con otros juegos", reconoce Susane Levine en el último Developmental Science.
Esta habilidad, es según la experta, "un importante predictor del desarrollo de capacidades para la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas".
Su estudio, el primero en observar la relación entre los puzzles y el desarrollo de las habilidades espaciales en un entorno natural, también tuvo en cuenta otros factores que podían alterar los resultados como el nivel socioeconómico de los padres, su educación y la forma de hablar a los hijos durante el juego.
Otros datos que apunta la investigación son que los padres "con más ingresos y mayor nivel de formación son los que más hacían puzles con sus hijos. Tanto los niños como las niñas que se entretenían con ellos tenían mejores habilidades espaciales, pero los chicos que ejecutaban rompecabezas más complicados que las chicas. Asimismo ellos obtuvieron mejor resultados en las tareas de transformación mental que ellas".
Lenguaje espacial
Destaca como significativo el hecho de que los progenitores que participan con sus hijos en la elaboración del puzle utilizan más a menudo el lenguaje espacial. Un ejemplo recogido en el estudio. "Madre con un hijo de 46 meses que interactúa con el mientras realizan un puzzle de 24 piezas. Yo creo que puede ponerse aquí sin embargo vamos a dejarlo. Se trata de una esquina. ¿Ves la forma...tiene dos extremos rectos? Se trata de una esquina.... Esto es recta. ¿Dónde crees que va la pieza recta va?".
Aunque los investigadores reconocen que se necesitan más estudios para determinar "si es este juego o el lenguaje que los niños reciben sobre los conceptos espaciales lo que potencia sus habilidades. También hay que establecer por qué hay una diferencia entre los sexos a la hora de ejecutar rompecabezas más fáciles o difíciles".
Susane Levine reconoce que existen otros juegos que "también han demostrado su utilidad para potenciar las habilidades espaciales, como los de construcciones (lego) y ciertos juegos de ordenador como el Tetris".
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